A lo largo de los últimos años es habitual que al entrar en las redes sociales nos encontremos constantemente con debates de todo tipo, siempre y cuando llamemos debates a todo tipo de improperios y descalificativos. Y es que prácticamente todas las semanas se desata alguna polémica que hace que se produzcan estos peculiares “debates” entre miles y miles de personas.
El problema es que de un tiempo a esta parte eso ha dejado de ser la norma únicamente en las redes sociales, para pasar a serlo también en la calle, llena a día de hoy de gente obcecada en analizar cada palabra, para poder así entrar en ese selecto club al que yo he decidido llamar “El Valle de los Ofendidos”.
Es este particular valle nos encontraremos a la jet set de la ofensa, desde “personas” individuales hasta asociaciones y colectivos enteros.
Por supuesto haciendo honor al nombre de este club los primeros miembros de este no pueden ser otros que las tan queridas y protegidas en este país asociaciones fascistas, destacando la fundación Francisco Franco. Su capacidad de ofensa es tal que son capaces incluso de presentar denuncias contra todo aquel que se meta con sus grandísimos valores e ideales. Que si, que se trata de una asociación que venera a un dictador, formada por todo tipo de residuos sociales, pero ¿Quiénes somos nosotros para dañar sus delicados corazoncitos? Es más, quienes seremos nosotros para hacer chistes con su querido Paquito. En segundo lugar, podríamos incluir a la mayor secta de nuestro país, se trata nada más y nada menos que el cristianismo. Esto por supuesto no incluye a todos los cristianos ya que siempre respetaré que cada uno crea en el personaje de ficción que más ilusión le haga, solo incluye a los gilipollas de este colectivo. Y es que la Asociación de Abogados Cristianos decidió denunciar a Willy Toledo principalmente por cagarse en dios y en la virgen. Que si, que el Willy es todo un personaje, pero la verdad es que tiene delito que te denuncien por cagarte en dios y la virgen.
En tercer lugar, he decidido dar acceso a nuestro club a Sinaí Giménez. Este personaje decidió interponer una denuncia ya que se sintió ofendido por el uso de tópicos sobre gitanos por parte de Rober Bodegas dentro de uno de sus monólogos. Acto seguido el cómico recibió cientos de amenazas de muerte por haber realizado chistes con dichos tópicos dentro de su monólogo.
Por una parte es triste ver que en este país es cada vez más difícil hacer humor sin que nadie se ofenda y, por otro lado, no deja de ser contradictorio que te denuncie por usar tópicos sobre gitanos un señor que ha estado en la cárcel y que ha sido acusado de extorsión, ha agredido a un letrado y se le ha relacionado en un tiroteo contra otro clan gitano, siendo esto una breve relación de los follones en los que se ha visto inmiscuido. Y por último vamos con un caso de ofensa general, y es que en los últimos días la gran polémica ha sido que en una canción de Mecano se incluyese la palabra "mariconez". No voy a entrar a valorar si la palabra es adecuada o no, simplemente decir que los tiempos cambian, y como ya se a dicho, es bonito ver como la sociedad se replantea ciertas cosas que antes serían completamente habituales y cotidianas. Lo que realmente me da verdadera pena, es ver que much@s de los que se mostraron indignad@s, sobre todo en las redes sociales, (entre ellos personas que conozco personalmente) por el uso de esta palabra son personas que tanto antes como después de la polémica salen de fiesta y bailan canciones con letras con alto contenido machista o se emocionan y aplauden cuando acuden a las batallas de gallos en las que participan raperos baratos, de cuyas bocas, con un poco de suerte, las rimas más originales que escucharás serán puta con peluca o gilipollas con pollas. Supongo que esto es una consecuencia más de las modas y de eso llamado postureo.
Y así queda de momento el Valle de los Ofendidos, aunque apuesto a que serán muchos más los que próximamente pasen a formar parte del club.
Por último, si has leído hasta aquí, te doy las gracias por leer algo que, al fin y al cabo, está escrito por un ofendido con todos aquellos que se ofenden por todo.
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